jueves, 27 de junio de 2013

FEMEN


Vamos con FEMEN, ese grupo feminista y revolucionario de reciente creación que ha dado que hablar por sus estéticas protestas y sus integrantes.

 

FEMEN, con sede en Kiev (Ucrania), está liderado por  Anna Hutsol. Nace por la necesidad de defender los derechos de la mujer en Ucrania, instándolas a ser más partícipes de la sociedad y crear en el 2017 la “Revolución de las mujeres”. Qué bonito todo.

 


Y más bonitas son sus protestas: unas 20 integrantes activas la lían parda donde sea haciendo un topless como dios manda. Pechos fuera y a vociferar. Y ahora se están pasando a los culos, a los desnudos integrales, a lo que haga falta, vamos… según estas revoltosas muchachas (comprenden entre 18 y 22 años) el cuerpo es su instrumento de protesta y afirman convencidas, que antes de desnudarse, nadie les hacía el más mínimo caso.  Ahora protagonizan unas broncas con los policías de aúpa, y está claro que impactan de lleno en la opinión popular. 

 

Además, ellas son lo más de lo más: tipazo, todo bien colocado y un aspecto muy cuidado en general. Llevan su lencería mona, coronas de flores en el pelo y atuendos que les sientan divinamente.


 

FEMEN se dio a conocer principalmente por la que montaron al cargarse una cruz católica erigida como monumento a los millones de católicos del Este que fueron víctimas de la persecución soviética. La derribaron y luego una integrante protagonizó un bonito performance en la que se colgaba de otra cruz imitando a Cristo con los pechotes al aire, of course . Los católicos, como es de suponer pusieron el grito en el cielo y echaron espumarajos por la boca al contemplar tal osadía. Y es que FEMEN, aborrece profundamente el catolicismo, islamismo y todo lo que acabe en ismo que suponga un mazazo a los derechos de la mujer.

 

Son chicas guerreras que acumulan multas, bloqueos, enfrentamientos con la poli, juicios, denuncias… no les falta de nada. Aunque principalmente actúan en Kiev, están ampliando horizontes a otros países, e  incluso aquí en España, ya tenemos una representante: la bonica asturiana Lara Alcázar.

 

Hutsol además, ha emprendido una cruzada contra la prostitución de su país y se opuso a su legalización.  Resulta que el gobierno fue a dar vía libre (y legal) al asunto durante la Eurocopa 2012…. Los señores políticos siempre tan acertados…. Está claro que si va a haber marabunta de turistas por acontecimientos deportivos, lo mejor que se puede hacer es legalizar la cosa para que luego no vengan los líos. Vamos, que la situación de las prostitutas queda relegada a un segundo plano y aquí todos a follar legalmente, que la Eurocopa son dos días (aunque yo pienso que las prostitutas saldrían ganando con la legalización, nos guste o no nos guste ese trabajo…)


 

En fin, que las señoritas de FEMEN van a por todas y les sacan los colores a quién haga falta. Pero no es oro todo lo que reluce o al menos eso comenta cierta parte de la opinión pública. Sobre la financiación del movimiento se rumorea que las chicas reciben generosos aportes por sus actividades públicas y cuentan con grandes y ricos benefactores que apoyan económicamente todo el asunto. Las integrantes han negado rotundamente esto y aseguran que el apoyo no supera los mil dólares mensuales.

 

Por otro lado Tatyana Bureychak, experta ucraniana en temas de género, afirma que la mayoría de las mujeres ucranianas de a pie no se sienten identificadas con el movimiento Femen, ya que lo consideran vulgar y contrarios al feminismo.
Y no hablemos ya de los católicos, islamistas y demás. Si pudieran las prendían en la hoguera una a una.

 

Como todo movimiento, tiene sus detractores y sus benefactores, eso está claro. Y hacen ruido, todo el que pueden, aunque muchas veces quieran ocultarlas bajo el manto de la  indiferencia asegurando que sus actos no tienen apenas relevancia.

 
 


Yo no sé que habrá detrás de todo esto. Me pregunto si es un movimiento transparente y sin más intención que la de montar un buen follón justificado. Lo que veo me parece bien: el desnudo sigue impactando a mucha gente y de igual modo puede utilizarse como un instrumento de poder, aunque esto suene de todo menos feminista. Supongo que aquí está el argumento de much@s para desmerecerlo. Pero a mí me caen simpáticas, oye. Además hacen unas performances y unos teatrillos de lo más interesantes.


Yo desde luego, pienso esperar con el alma en vilo esa “Revolución de las mujeres” del año 2017, que suena deliciosamente bien. Hasta entonces, voy a prepararme bien las coronas de flores para el pelo, la lencería fina  y las tetas. Deseandito estoy.


lunes, 24 de junio de 2013

Cuidado con lo que leemos.



Heroínas femeninas. Supuestamente grandes mujeres al frente de una historia que nos debe calar o enseñar algo. Modelos de imitación peligrosos. Referencias confusas al fin y al cabo.

 

Cada vez que alguien habla (bien) de Las Cincuenta sombras de Grey a mi me provoca sarpullidos. Sobre todo si quién lo hace es una mujer. Y me lleva al colapso cuando afirma que es un hito en la literatura femenina o, en cierto modo,  una revolución en nuestro mundo.

 
 


Yo decidí leerlo no hace mucho. Creo que hay que meterse de lleno en las cosas para poder decir algo concreto de ellas y no dar sólo ideas vagas y difusas. Es decir, a veces leo/veo mierda para constatar que se trata de mierda, ni más ni menos. Para unos una pérdida de tiempo. Para mí una reafirmación de mis ideas en muchos casos.

 

Al lío: la historia que nos narra esta novela es la de un amor tan surrealista como infame. Los dos personajes son muy poco creíbles, sobre todo el señor Grey: rico, escandalosamente guapo, joven, educado, sensible, inteligente… ¿algo más? Si: sexual, muy sexual. Entonces claro, una mojigata como es Anastasia se pirra  por sus huesos de una manera totalmente pueril. ¿Cuál es la pega?: que al señorito le gusta ponerle el culo morado, dominarla como a una potrilla y tenerla a su entera disposición cuando a él le plazca. El sado está muy mal enfocado en estas páginas, todo hay que decirlo, porque una espera meterse de lleno en ese mundo oscuro y acaba dando risa.

 


Vamos a ver… Una Anastasia del mundo real dudo mucho que acabe convirtiendo a un sadomasoquista en un príncipe azul por amor. Está el chirriante tema de la “conversión” que a mí me pone de los nervios: ella quiere cambiar a toda costa las actitudes de Grey y negocia algunos cachetes con coitos amorosos hasta que él va transformándose  en un hombre decente. Por favor. Basta ya de intentar enseñar que podemos cambiar a las personas, a los hombres concretamente. Ya está bien de crear expectativas infructuosas en las que la mujer acabará convirtiendo al hombre en un ser adorable, moldeado por ella y para ella. Si esto es lo que esperamos de las relaciones, apaga y vámonos.

 

El caso es que esta necesidad de transformación se ve en muchos libros/películas y este mensaje tan falso va calando y creando expectativas frustradas. Cuantas veces hemos vivido intensamente la historia de chico malo incapaz de amar al que una chica buena acaba conquistando y convirtiendo en un ángel inmaculado. Esto en la vida real no ocurre, tengámoslo claro. No hay necesidad de ir por la vida en plan mesías del amor porque todo cuanto nos vamos a encontrar es con la realidad pura y dura: ellos son como son y no estamos en el derecho de transformar nada. En todo caso, sí podemos elegir a nuestros posibles amantes de una manera más inteligente y podemos intentar discernir lo que nos conviene de lo que no, digo yo.

 

Bueno, el caso es que la señorita Anastasia es un modelo a seguir deplorable. Pueril, ingenua, tonta (sus diosas interiores tan comentadas a lo largo de la novela dan vergüenza ajena) y con poco carácter (aunque quieran vendernos lo contrario).  No tiene el control de su vida si no todo lo contrario: gira en torno a la masculinidad representada por el irreal Grey y se deja hacer y llevar de una manera muy púber.

 

Estos referentes me dan tanta pena como vergüenza. Y me da más vergüenza todavía que se venda como una historia de liberación para las mujeres, que deben haber estado matándose a dedos todo lo que duraron sus lecturas. ¿De verdad hace falta leerse este bodrio para redescubrir nuestra sexualidad? Para mí es como masturbarse viendo Sonrisas y lágrimas: igual de absurdo.

 

En fin.  Iba a hablar también de la manera en la que está escrita la novela, pero es que no requiere mención alguna más que esta: abominable. Deberíamos exigir cierta calidad en nuestras lecturas y ahondar en el mensaje que nos están lanzando. No podemos ensalzar a niñatas cachondas y demás seres sin voluntad. La mujer es otra cosa. Y el hombre también, mal que nos pese.


martes, 18 de junio de 2013

June Mansfield, la musa más loca.


Bueno, pues hoy toca hablar de June. Así para empezar tiene un precioso nombre que le sentaba como un guante. June es un nombre del medievo y puede hacer referencia al mes de Junio o a Juno:  diosa de la maternidad en la mitología romana, protectora de las mujeres, los compromisos, el Estado, reina del Olimpo y mujer de Júpiter. Una mujeraza esta Juno. Y no menos lo fue la portadora de su nombre, aunque intuyo que un poquito más loca.

 
 
Su biografía no es demasiado concisa y está llena de lagunas y rumores sin confirmar. Si en algo coinciden tod@s aquell@s que la describen, es en su particular belleza.  June era una mujer pálida de cabellos negros, pómulos prominentes y un cuello de cisne.

Desde que era pequeña quería ser una artista y a los quince años ya estaba haciendo de taxi dancer en un salón de Baile de Broadway llamado Orpheum Dance Palace. Y allí mismo la conoce Henry Miller, que es un zorro de cuidado. Por aquel entonces estaba casado y tenía una hija, pero hacía vida de soltero como si nada. Se enamora de ella nada más verla y no se cansa de insistir hasta seducirla. Quedan una noche a cenar en un chino y Miller queda completamente hechizado por el carácter de June, que se exhibe seductora y culta ante los ojos del macho. Ambos caen como moscas.

La verdad es que tenía algo, la jodía.
 

Un año más tarde Miller se divorcia de su cornuda mujer y se casa con June. Cuentan que tomaron un tren a Nueva Jersey para tal acontecimiento y que este fue un viaje de lo más accidentado: de camino, June duda de su amor por Miller y tienen una pelotera de cuidado tras lo cual, esta laberíntica mujer, se baja del tren y lo deja plantado. Tras la posterior reconciliación vuelven a emprender camino y cuando llegan al destino, los dos amigos que iban a ejercer de testigos no se presentan. Tuvieron que coger a dos extranjeros que pasaban por allí para que hicieran tales funciones.
June, en su matrimonio con Miller, se comportará de una manera errante e inestable, dándole al hombre más de un disgusto. Pero él vive obsesionado con el misterio que encierra esa apasionante mujer llena de evasivas y secretos que nunca lograría averiguar. Esto inspira al escritor de una manera desbordante y escribe algunas de sus mejores obras durante aquella febril época.  June, además, había instado (o más bien obligado) a su esposo a abandonar su trabajo en Western Union para dedicarse plenamente a la literatura. Fue su instigadora, su motor.

Pero en la vida de June, todo es inesperado y cambiante.  Acaba trabajando como tanguista en una sala de baile de Greenwich Village, famosa por su asistencia de público homosexual. Por lo visto, a las lesbianas se le caían las bragas al suelo cada vez que veían salir a June a bailar. Y como June no le hace ascos a nada, se encapricha de una chica de 21 años llamada Jean Kronski, artista y poeta.  Todo un combinado de sensaciones que hacer que caigan en un delirio mutuo. De modo que June, ni corta ni perezosa, se la lleva a vivir con ella y con Miller como quién lleva una mascota a casa.

Aquí viene uno de los pasajes que más me gustan de toda esta historia: June y Jean cogen la bonita costumbre de salir por las noches y beben hasta perder los papeles y todo lo demás. Llegaban a casa borrachas, ya de madrugada y cogidas del brazo. Cachondas totales y descojonadas como dos adolescentes de Erasmus.  Miller era el espectador de todo este trajín lésbico y  se siente apartado. Cree que esa niñata venida de los antros más oscuros le está arrebatando el amor de su mujer. Miller escribe entonces, totalmente enajenado,  sobre este periodo de su vida tan caótico. Aquellas dos mujeres infernales arrasan con su estabilidad, que ya de por sí era escasa.

No estoy muy segura de que sean June y Jean... hay muy pocas fotos al respecto.
 
Yo es que me imagino esas escenas nocturnas y me troncho toda. Veo al pobre Miller viéndolas llegar,  completamente ebrias y metiéndose en la habitación juntas, dándole con la puerta en las narices… y oye, a una le entra cierta simpatía por ellas.

La cosa sin embargo se pone más seria para el desequilibrado Miller, cuando un día llega a casa y encuentra una nota de su esposa en la que le comunica que se ha ido a Europa con Jean.

Le había abandonado así, sin más. Miller ya sólo puede escribir compulsivamente, como si ese acto pudiera salvar su atormentado espíritu. Por esa época se empieza a obsesionar con marcharse a París, algo que cumplirá poco después. Más o menos un año después de la marcha de su esposa, recibe de nuevo noticias de ella: una carta en la que le cuenta que se ha separado de Jean y que se marcha a Viena con unos amigos. Vete tú a saber.

Miller solía decir de ella : "Le gustan las orgías… orgía de conversaciones, orgía de ruidos, orgía de sexo, orgía de sacrificio, de odio, de lágrimas". Así que suponemos lo bien que se lo tuvo que pasar la buena mujer en sus viajes por Europa rodeada de amigos y amigas. Poca broma.


Miller finalmente se va a Paris, y allí comienza su amistad con Anaïs Nin, otra mujer excepcional de quién ya he hablado anteriormente. A Miller, claro está, lo de las mujeres sencillas no le iba lo más mínimo. Gozaba como un cerdo en una cochiquera con las tías más oscuras y delirantes y Anaïs era todo un primor en ese aspecto. Pero no logra a olvidar a June, cuyo recuerdo le persigue allá a donde va. 

 


Un día, ésta le anuncia por carta su llegada a Francia. El pobre Miller se descompone de pensar en su regreso: la ama y la teme al mismo tiempo.  Se lo cuenta todo a Anaïs para que le proteja de algún modo de ese reencuentro.


Entonces ocurre algo sorprendente: Anaïs queda hechizada por June nada más verla. El poder de seducción de esta mujer debía ser algo grandioso. El caso es que Miller tiene que volver a presenciar la morbosa atracción de su esposa y su amante (lo cual no debería  ser ningún suplicio en principio…). No se sabe a ciencia cierta que tipo de relación mantuvieron ambas mujeres, pero salían juntas de noche, se montaban sus fiestas y se besaban en la boca.  Se comenta además, que se aliaron de algún modo contra Miller iniciando una “guerra de los sexos”. Entre tanto, éste estaba venga a escribir como un poseso.

 


Pero a June, una vez más, le da uno de sus puntazos y se marcha de París dejando a su esposo y a Anaïs completamente derrumbados. Ambos quedan  atrapados en sus redes, fascinados con su belleza, su enigma y su maravilloso libertinaje. Y escriben sobre ella como si no hubiera mañana.


Poco se sabe de los años posteriores de June. Se divorció de Miller, regresó a Nueva York y trabajó como asistente social en Queens. Su pasado de cabaretera alegre se esfumó en el tiempo y hasta Miller y Anaïs acabaron perdiendo su interés por ella.

 
Como una buena diva, acabó sus días enferma y sumida en la pobreza. De hecho, el único encuentro que tuvo con su ex esposo, sucedió en esta etapa tan deprimente y Miller quedó desagradablemente sorprendido con la mujer que se encontró: no tenía nada que ver con la mujer radiante y seductora que tanto amó. Estaba marchita y dolorosamente envejecida.  Nada había en ella que le recordara a la persona que fue, tan brillante e hipnótica. Era sólo una vieja loca y enferma a la que se rumorea que acabaron metiendo en un psiquiátrico.


A veces creo que estas personas de vida tan excepcional no pueden tener un final feliz. Es como si la pincelada final a sus días estuviera teñida de incomprensión y dolor.  Pero todo lo demás, todo lo que esta señorita fue, queda como una luz que ilumina sus memorias. June también fue  única e irrepetible en un tiempo en el que las mujeres eran poco más que sombras y sólo por eso, merece ser recordada.

 

“Si nos volvemos hacia una realidad más grande, es una mujer quien nos tendrá que enseñar el camino. La hegemonía del macho ha llegado a su fin. Ha perdido contacto con la tierra”.

Henry Miller.

viernes, 14 de junio de 2013

Cosas que me gustaría decir y no me atrevo.


-          Tienes una vida super aburrida, lo sabías ¿verdad?

-          ¿Ese tercer diente que te salió en el paladar no te lo podrían quitar?

-          Tu aliento huele a hígado de bacalao.

-          Oye chico… esas sandalias no.

 


-          No puedo dejar de mirarte esos tobillos gordos, no me preguntes por qué.

-          Yo lo que quiero es que me partas en dos follando y luego te marches sin decirme nada.

-          ¿Puedo quitarte ese poro aunque me muera del asco?

-          Te cogería y te llenaría de besos de cabeza a pies.

-          Siempre me has parecido un prepotente, un egocéntrico y un crío, pero yo sólo quería un polvete.

 


-          ¿En serio crees que el vestirte así te hace ser más autentic@? Serás un cateto emocional toda tu puta vida.

-          Si tienes mucho pelo y rizado, no te lo planches, que parece la cabeza de un playmóbil, joder.

-          A mí no me toques con esos dedos de E.T.

 


-          En el fondo de ti llevas a un misógino que lucha por salir a la luz.

-          Eres lo mejor que he conocido y me da miedo que te vayas.

-          Tu bronceado me da mucha grima. Temo tocarte por si te desintegras.

 


-          ¿Eres consciente de que necesitas un hombre a tu lado para sentirte algo mujer?

-          Aparte de ver la tele y cambiar los muebles de sitio… ¿qué haces en tu vida? Al  menos podrías follar, digo yo. Pero ya veo que ni eso.

-          Te pintas como una puerta, te vistes de marca pero llevas el pelo sucio. ¿Me lo puedes explicar?

-          Lo que tú me digas me importa lo mismo que una mierda.

 


-          Si vas a seguir follando así de mal te me vas para tú casa.

-          Tú aquí hablándome de amor y yo cagándome.

-          En esta relación, yo soy el tío.

-          Te quiero.
 
 
 

jueves, 13 de junio de 2013

Tú que sabes de mar, dime si esto es pulpo o calamar....


Ayer, cenando con dos amigos, iniciamos una conversación un tanto inadecuada para estar delante de un plato de comida: los olores corporales. Todo se inició hablando de sexo y las sensaciones que nos despiertan ciertas prácticas, así como la atracción que se puede llegar a sentir por un olor determinado en otra persona.

 


Es bien cierto que hay olores físicos que aunque sean fuertes, no son desagradables ni tienen que ver con una mala higiene. Yo les contaba el caso de mi ex, que no se ponía desodorante ni fragancia alguna y no emitía ningún hedor aunque hubiéramos estado dos horas pedaleando en pleno agosto. A él, con agua fresca le bastaba para conseguir estar limpio. Casi nunca olfateé nada desagradable en él. Aunque si se descuidaba un poco más de la cuenta sí cantaba un poquito. Lo curioso es que, precisamente ese olor, no me disgustaba en absoluto. No podía evitar aspirar y sentirme bien. Me gustaba, había algo irremediablemente atrayente en él.

 

 
 
Uno de mis amigos estaba absolutamente de acuerdo en que hay olores que nos atraen como moscas a la miel (y a la mierda también) y nos ponen muy burr@s sin saber por qué. . Científicamente también está constatado este hecho y se dice que el olor es el detonante absoluto para la atracción entre sexos. Paradójicamente, cuanto más diferente sea el olor ajeno al propio, mayor será la atracción que sintamos. Cada uno tenemos un olor único, y a través del sudor y la orina damos información de nuestros genes. Inconscientemente buscamos un buen paquete de genes (también se buscan otro tipos de paquetes, claro). Del mismo modo, rechazamos a determinadas personas por esa información genética que nos llega al hipotálamo, que es quién recibe  toda esta fiesta de hormonas.


Bueno, el caso es que entramos en materia con una anécdota que contó el otro amigo. Resulta que tuvo una novia a la que sus genitales olían de una manera muy desagradable. Esto no venía dado por una mala praxis higiénica, puesto que la muchacha se esmeraba mucho en tener la seta bien acicalada, pero no había manera: aquello era pestilente a más no poder. Fueron a buscar ayuda a un ginecólogo porque para mi amigo era más que desesperante. Cómo él dice, “cuando teníamos sexo, yo era incapaz de bajar a las profundidades”.

El especialista les dijo que no había nada anormal: ni enfermedades, ni infecciones ni nada preocupante. Y que se conformara, puesto que era su propio olor y no se podía alterar de forma alguna.

Mi amigo dejó a la chica, pero no por este motivo… aunque ciertamente yo no lo vería descabellado. El caso es que la conversación tomó el camino de las “profundidades” y comenzamos hablar del olor (tan peculiar e inimitable) de los sexos.

Bien. Según mi amigo (el de la novia cadáver) todas las vaginas que huelen un poco no están sanas. Un coño sano no debe oler a nada, vamos.

 



Volvemos a entrar en el tema de lo aséptico que es hoy en día todo, desde la apariencia física hasta las sensaciones que deben despertarnos. Tanto mi otro amigo como yo nos mostramos en desacuerdo rápidamente. Un coño tiene su olor, que es único y propio. Partiendo de la base de que están limpios, pueden emitir igualmente su aroma más  íntimo, y es el hipotálamo de la otra persona el que lo percibe como agradable o desagradable. Hay entonces, cierto (o mucho) grado de subjetividad en cuanto a los olores se refiere. Pero de ahí a decir que no están sanos… la cosa no creo que tenga nada que ver. Creo que lo que ocurre es que el chico quedó traumatizado por su experiencia olfativa y no puede creerse que algo que huele así pueda estar sano.


El remate de la conversación lo dio el otro amigo, que decía que hay hombres a los que les vuelve locos que las mujeres no se laven sus partes nobles. Les piden que se las dejen sin pasar por agua unos días y luego se encargan ellos mismos de pegarles un repaso oral hasta dejarlas niqueladas. Hablar  de todo esto comiendo sushi, fue gracioso cuanto menos…. El caso es que a mi me parece una guarrada, pero para gustos los colores.

 



Mientras hablábamos de esto, me di cuenta de algo que sucede muchas veces cada vez que se saca el mismo tema de conversación: siempre se habla del coño de las mujeres. Es como una asociación de ideas en la que si nombramos el mal olor del sexo, inmediatamente sale a relucir el  chochete de turno. ¿Y qué pasa con las pollas? ¿Se creen que no huelen?


Y ahí me fui yo. Ambos tuvieron que reconocerme que efectivamente también desprenden su peculiar aroma. Pero me miraban un tanto asombrados (y divertidos) cuando enumeré los diversos tufos que nos podemos encontrar ahí abajo: requesón, espárragos, grasa, queso, orina, arenque… porque sí, señores míos, el olor marítimo que tanto se relaciona con nuestras vaginas, también se da en muchos de sus cacharros. Y es igual de desagradable.


 
 


Acabamos riéndonos bastante eso sí. Hay personas con las que deberíamos ponernos un traje de buzo antes de meternos entre sus piernas y hay otras que nos resultan un postre sublime. Es curiosa la química sexual y mucho más curiosa la parte animal que llevamos dentro y de la cuál apenas somos conscientes. Ellos, los animales, están mucho más evolucionados en esto y como muestra un botón:

 

-          Las antenas livianas de una polilla macho pueden detectar químicos especiales que flotan en el aire, que fueron despedidos por la hembra, aunque ella se encuentre a dos o tres kilómetros de distancia.

-          Un perro puede percibir olores hasta 10.000 veces más débiles de lo que podemos detectar los seres humanos. El sentido del olfato de un perro es 40 veces superior al humano. Distinguen el olor de una persona tan fácil como tú lo harías con una taza de café caliente.

-          Para evitar ser detectados por un depredador, los venados no desprenden ningún olor, sino hasta una semana después de su nacimiento.

-          Si una hormiga encuentra comida, transmite un aroma a las restantes en la fila mediante sus antenas y deja un rastro aromático que el resto de la colonia puede seguir.

-          Pareciera que los buitres tienen un olfato “inteligente”. Cuando comen zorrino, la única sobra que dejan es la bolsa en la que este apestoso guarda la secreción que genera el olor fétido que lo caracteriza.

-          Un lobo tiene un excelente sentido del olfato. Puede detectar una presa a 1.6 km de distancia.

-          Cuando las orugas se aparean, las hembras sueltan un aroma que los machos pueden distinguir a una distancia equivalente a cinco cuadras en una ciudad.

-          Un oso polar no podría cazar sin un buen sentido del olfato. Son capaces de oler una foca a 30 km de distancia.

 

 

miércoles, 12 de junio de 2013

Use your mind




Nada hay mejor que la imaginación. Con ella puedes hacer cuánto quieras y del modo que quieras. Puedes ser otra persona, rodearte de otros escenarios, pensar de una manera diferente…. ¡Qué maravilloso albedrío!

Sin ella yo no habría podido disfrutar de muchos y estupendos momentos que, además, han sido sólo para mí. Nadie ha intervenido ni cambiado las circunstancias alterando la historia. Es como ser Dios en un pequeño recinto de tu cabeza.
 
 

Desde muy pequeña la he explorado, explotado y renovado sin parar. Inventé historias maravillosas para mis muchas y destartaladas muñecas, que al final siempre acababan hechas un Cristo. Aunque felicísimas, eso sí.  Les creaba una vida llena de pasiones, alegrías, amor, cambios… cambios muchos, porque eso me permitía poner en marcha la maquinaria de mi agitada cabeza. ¿Para qué querían un vestido de princesa si yo misma podía coserle unos pantalones vaqueros, una camiseta estampada o un traje de oficinista? El resultado dejaba mucho que desear claro… pero yo lo intentaba hasta la médula, me ponía con el hilo y la aguja y puntada a puntada creaba algo parecido a una prenda de ropa. Alguna vez incluso las vestí con papel de wc. ¡Ay, Lady Gaga  las hubiera visto, que alegría pal cuerpo!



En la adolescencia llegó la etapa de la escritura y me dio por hacer cientos de relatos, microrelatos y absurdeces varias que siguieron espoleando mi imaginación sin cesar. Yo todo era inventar historias, obviamente influenciadas por las disparadas hormonas que tenemos en ese momento. Vamos que solía escribir  tragedias griegas colosales con derramamiento de lágrimas y amores prohibidos incluidos. Vaya dramas. Los de Crepúsculo son unos pudibundos al lado de lo que fueron mis personajes.




En fin, he tenido una imaginación lo que se dice muy efervescente y eso me permitió a su vez aprender a disfrutar de mi soledad, porque no me hacía falta nadie para pasármelo pirata. De hecho algunas veces la gente me sobraba por completo. Yo con mis historias podía pasarme horas enteras inventando, cambiado acontecimientos, creando… pero volver a tierra es inevitable y no se puede estar siempre perdida en invenciones porque eso ya es de psiquiátrico.

Aún así, sigo reservándome mi pequeño paraíso privado donde cualquier cosa puede suceder. Continúo inventando historias en mi cabeza sin parar y con las que más disfruto hoy por hoy son con las que propician mi placer en solitario. ¡Qué encuentros sexuales fabrico para que mi cuerpo entre en materia! Nada hay como la propia imaginación para montarse una escena porno de aquí te espero. Actos propios, liberados, sin tabúes ni miramientos. Deliciosos.

¿Qué haría yo sin mi cabecita? No es una gran intelectual ni tiene mucha memoria, no entiende las matemáticas ni la física cuántica, no analiza bien, tiene lagunas… en fin, que en muchos aspectos es muy pobre, pero en otras es una auténtica maravilla. Por imaginación que no sea. De hecho, anoche mismo, fui una señorita vestida de azul a la que un caballero muy moreno masturbó delante del espejo de un ascensor. Esta noche aún no sé lo que voy a ser, pero una cosa es cien por cien segura: yo nunca me decepciono. Y lamentablemente, no puedo decir lo mismo de los demás….

 
 
 

viernes, 7 de junio de 2013

Carta aclaratoria, modelo 1.

Querido señor X:
Voy a ser lo más sincera que pueda para explicarle las sensaciones que me ha estado trasmitiendo estas últimas semanas. Verá, las verdades no deben camuflarse bajo capas de excusas baratas y absurdas. No sé quién le ha enseñado a hacer esto ni si le han educado en un ámbito demasiado condescendiente, pero lo cierto es que aunque la verdad duela un poquito, es mejor decirla que esconderla.
Se vende usted muy bien. Creo que tiene una idea muy preconcebida de las mujeres y alguien le ha dicho que gustamos de ser tratadas como princesitas, cosa que a mí, me parece un auténtico coñazo. Y cómo usted parece moverse entre miles de estereotipos (me parece que está usted muy confuso con las modas sociales y apariencias varias), pues nos corta a todas por el mismo patrón. Flores, palabras dulzonas y chorreantes, planes idílicos (que nunca cumplirá, por cierto) y demás adornos innecesarios para conseguir lo único que realmente le interesa.
Pero ¿qué es lo que le interesa a usted? Al principio pensé que era el sexo (que no hubiera estado mal) pero luego me fui dando cuenta de que era otra cosa: usted quería atención.
Le daba igual de quién viniera o quién se la prodigara, pero lo que ha estado persiguiendo es precisamente eso: alguien que estuviera ahí como opción, esperándole… alguien que no le hiciera sentirse irremediablemente sólo y apartado. Es decir, necesitaba usted sentir que había alguien al otro lado de la puerta.
Eso sí, le daba exactamente igual lo que esperara la otra persona. Me ha demostrado ser un ser carente de empatía y bastante mono-direccional en la conversación. Esos largos monólogos hablando de usted y para usted, vendiéndose como un ser seguro de sí mismo y con las ideas muy claras, esa sobrexposición de sus planes y vivencias… todo un catálogo de mentiras y exageraciones. Y sin embargo, cuando a mí me daba por contarle algo personal (aprovechando un segundo de su respiración, normalmente), usted me miraba, me sonreía y volvía a su tema.
Señor X, eso queda muy mal. Se lo digo para que de ahora en adelante procure usted tener más habilidad en la escucha. Baje de esa nube en la que vive. No es usted para nada original ni único, no tiene una vida tan intensa y rica. De hecho, me parece usted una persona fotocopiada, nada distinta a las que le rodean. Por más que adorne su cuerpo, su pelo, su casa, su vida… lo hará al estilo de los demás, que aunque no sea el clásico, no es para nada único.
Aclárese, busque lo que realmente quiere en la vida. Si necesita usted constantemente una pareja, consígala. Pero escúchela ante todo, y no le mienta. No le proponga cosas que no va a cumplir sólo por el hecho de complacerla. Sea sincero. Quiera a esa persona por lo que realmente es y no por lo que a usted le representa. De nada sirve proyectar todas sus necesidades en alguien ajeno, de modo que intente ser más selectivo y utilice las palabras adecuadas. Que no le valga cualquiera, elija la persona que realmente aporte algo a su vida. Parece usted un coleccionista de cosas inservibles que, obviamente, no le interesan lo más mínimo y que reemplaza fácilmente por otras más novedosas (pero igual de inútiles).
Y eso es todo. No me busque ni me venda más películas. He sido consciente en todo momento de su charlatanería y su burda estrategia. Pero no soy idiota y usted no merece la pena en absoluto. Encantada y hasta más ver.
 
 
 

miércoles, 5 de junio de 2013

Alejad vuestros rosarios de nuestros ovarios.


Me pregunto qué pasa exactamente por las cabezas de esta gente que se hace llamar ProVida cuando ven casos como el de Beatriz. Me pregunto si tienen algo de alma y pueden adquirir cierto grado con conciencia con un asunto como este.

 

Beatriz (nombre ficticio) es una muchacha de 22 años que sufre lupus y una enfermedad renal a la que la Corte Suprema de Justicia Salvadoreña, denegó su recurso de amparo para interrumpir su embarazo. Latinoamérica tiene una estricta ley de aborto en la mayoría de sus territorios, con especial dureza en El Salvador, que penaliza dicha práctica en todas sus formas desde 1998.

 

Estos señores y señoras de la Corte Suprema son los que han negado la libertad a una persona humilde, le han quitado su poder de decisión y han pretendido obligarla a seguir adelante con un embarazo de riesgo. Por suerte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, dictó medidas provisionales a favor de la joven y pidió al Estado salvadoreño que tomara medidas para proteger su salud y se le practicara un aborto terapéutico. Finalmente se le practica una cesárea y Beatriz da a luz una niña anencefálica (no tenía cerebro) que muere horas después.
 

 


Bien. La problemática del aborto en ciertos países es un tema candente y que se ha reavivado con el caso de esta chica. ¿Cómo es posible que todavía puedan negarnos nuestra capacidad de decisión como seres humanos y nuestro derecho a actuar por nosotras mismas? A mi me parece completamente surrealista que una mujer, del estatus social, raza o religión que sea, tenga que ir a “pedir permiso” a personas ajenas para llevar a acabo algo tan personal como es un aborto.


En el caso de Beatriz, todo pintaba mal: madre enferma y con problemas de nutrición, feto malformado y clase humilde… Aún así se le deniega la petición. ¿Se hubieran hecho cargo de una situación tan adversa como ésta? ¿No serían, pues, responsables de la dura vida que le habría esperado a Beatriz de haber sobrevivido su hija? No, porque aquí lo fácil es dictar sentencias y luego lavarse las manos. Qué fácil debe ser juzgar desde la propia perspectiva, muchas veces emponzoñada de tradiciones y religiones que sólo nos llevan hacia atrás…

 

Luego aparecen estos grupos ProVida, que siempre están con el grito en el cielo, metiéndose en las vidas ajenas y emitiendo por esas bocazas juicios de valor completamente absurdos. Por encima de esta gente está la sombra del catolicismo, claro…  que son expert@s en juzgar desde sus sedes, sus despachos y sus iglesias  mientras millares de seres humanos pasan por unas penurias terribles.  Pero para darle más demencia a toda esta panda de bocazas, no sólo se creen en derecho de decidir sobre un aborto personal y libre, si no que rechazan varios métodos anticonceptivos por considerar que impiden la implantación del cigoto.

 



Es para molerlos a palos. ¿Se harían cargo ell@s de un bebé malformado sin esperanza de vida?  Si no tuvieran ni para un paquete de arroz (que no es su caso precisamente)… ¿se pondrían a parir como conejas obviando las dificultades económicas e incluso el hambre que pasarían ellas y toda su prole? ¿Darían a luz a un hijo fruto de la violación de un tío asqueroso que ha metido su esperma a la fuerza en sus entrañas…?

 

Todas estas decisiones deben ser personales, sin que tengan que intervenir jueces, tribunales, iglesias y grupos católicos varios. Beatriz no debería ser noticia. Beatriz debería haber tenido un aborto legal y libre sin que se creara esta polémica. ¿Dónde queda el derecho a la intimidad? Un aborto es algo muy íntimo y su privacidad debería ser sagrada, no enterarse medio mundo de ese trance y opinar al respecto, que es gratis.

 

El siglo XXI y aún estamos así…. A la mujer se la quiere seguir teniendo controlada: se nos dice qué hacer o qué no hacer, se nos quita el derecho a elegir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida y se nos sigue  atribuyendo la mera tarea de procrear hijos al precio que sea. Interrumpir un embarazo es un pecado para much@s... ¿y a mí que me importa lo que opine esa gente que no me ayudaría en la crianza de mi hijo, no se responsabilizaría de su mal o no aseguraría nuestro bienestar en ningún caso? Tenemos que soportar al Vaticano, al Foro de la Familia, a Gallardones  y otros especímenes, a jueces insensibles, y a la opinión pública metiendo sus narices donde no le llaman.

 

 

Me parece aberrante, de verdad.  Y no puedo evitar desearles una vida oscura y terrible, porque desde sus acomodadas vidas todo se ve la mar de sencillo, pero ya me gustaría verlos en situaciones como las de Beatriz, que es un ejemplo entre miles.

 

A todos ell@s les deseo un bonito infierno, porque no merecen otra cosa más que el mismo padecimiento al que han querido someter a personas inocentes.

 

Y de hecho, un aborto a tiempo, nos habría ahorrado tener que escuchar majaderías como estas:  



“¿Cuál es la diferencia entre matar a un bebé en el vientre materno y matarlo después de nacer?”. Primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.

« El niño por nacer es un ser humano a partir de la concepción, y su vida debe ser respetada. Esa vida fue redimida por Cristo, esa vida es un regalo de Dios ». Karl Barth, teólogo suizo.

« En algunos puntos el aborto es asesinar. . . . Es su cuerpo, pero el feto no es su cuerpo. Es el cuerpo de otra persona. Y si usted lo mata tendrá que dar explicaciones». Pierre Elliott Trudeau Primer ministro canadiense (Nota: Respuesta de rechazo a la demanda de una representante del movimiento de liberación de la mujer acerca del aborto a petición).

« La batalla contra el aborto y la eugenesia, contra el gesto más antifemenino que uno pueda imaginar y contra el programa de mejora de la raza, es la frontera decisiva de nuestro siglo ». Giuliano Ferrara, ex - ministro italiano, ateo y socialista.

« La destrucción del embrión en el útero materno es una violación al derecho a la vida que Dios le ha dado al nonato... y esto no es más que un asesinato ». Dietrich Bonhoeffer, religioso alemán.

« El aborto es un acto criminal, sin lugar a dudas. Pero también estoy en contra de la hipocresía. La hipocresía es esa nenita de clase media a quien, cuando se embaraza, su papito la lleva al médico y esa misma noche esa nenita ya está bailando en un boliche de nuevo.». René Favaloro

« Si una mujer expulsa el feto de su vientre con drogas, esto es un crimen inexpiable por Dios ». Juan Calvino teólogo francés.

« Están en contra del aborto. Uno imaginaría que estarían en contra de la guerra porque ahí están matando a miles de personas. Bombardeando niños, a todos, niños nonatos, madres. ¿Qué sucede con estas personas? Bueno, les diré lo que sucede. Son insuficientes cerebrales. No tienen lo suficiente aquí arriba para hilvanar nada ». Jacque Fresco

« Ante la norma moral que prohíbe la eliminación directa de un ser humano inocente no hay privilegios ni excepciones para nadie ». Juan Pablo II.