Querido señor X:
Voy a ser lo más sincera que pueda para explicarle las
sensaciones que me ha estado trasmitiendo estas últimas semanas. Verá, las
verdades no deben camuflarse bajo capas de excusas baratas y absurdas. No sé
quién le ha enseñado a hacer esto ni si le han educado en un ámbito demasiado
condescendiente, pero lo cierto es que aunque la verdad duela un poquito, es
mejor decirla que esconderla.
Se vende usted muy bien. Creo que tiene una idea muy
preconcebida de las mujeres y alguien le ha dicho que gustamos de ser tratadas
como princesitas, cosa que a mí, me parece un auténtico coñazo. Y cómo usted
parece moverse entre miles de estereotipos (me parece que está usted muy confuso
con las modas sociales y apariencias varias), pues nos corta a todas por el
mismo patrón. Flores, palabras dulzonas y chorreantes, planes idílicos (que
nunca cumplirá, por cierto) y demás adornos innecesarios para conseguir lo
único que realmente le interesa.
Pero ¿qué es lo que le interesa a usted? Al principio pensé
que era el sexo (que no hubiera estado mal) pero luego me fui dando cuenta de
que era otra cosa: usted quería atención.
Le daba igual de quién viniera o quién se la prodigara, pero
lo que ha estado persiguiendo es precisamente eso: alguien que estuviera ahí
como opción, esperándole… alguien que no le hiciera sentirse irremediablemente
sólo y apartado. Es decir, necesitaba usted sentir que había alguien al otro
lado de la puerta.
Eso sí, le daba exactamente igual lo que esperara la otra
persona. Me ha demostrado ser un ser carente de empatía y bastante mono-direccional
en la conversación. Esos largos monólogos hablando de usted y para usted,
vendiéndose como un ser seguro de sí mismo y con las ideas muy claras, esa
sobrexposición de sus planes y vivencias… todo un catálogo de mentiras y
exageraciones. Y sin embargo, cuando a mí me daba por contarle algo personal (aprovechando
un segundo de su respiración, normalmente), usted me miraba, me sonreía y
volvía a su tema.
Señor X, eso queda muy mal. Se lo digo para que de ahora en
adelante procure usted tener más habilidad en la escucha. Baje de esa nube en
la que vive. No es usted para nada original ni único, no tiene una vida tan
intensa y rica. De hecho, me parece usted una persona fotocopiada, nada
distinta a las que le rodean. Por más que adorne su cuerpo, su pelo, su casa,
su vida… lo hará al estilo de los demás, que aunque no sea el clásico, no es
para nada único.
Aclárese, busque lo que realmente quiere en la vida. Si
necesita usted constantemente una pareja, consígala. Pero escúchela ante todo,
y no le mienta. No le proponga cosas que no va a cumplir sólo por el hecho de
complacerla. Sea sincero. Quiera a esa persona por lo que realmente es y no por
lo que a usted le representa. De nada sirve proyectar todas sus necesidades en
alguien ajeno, de modo que intente ser más selectivo y utilice las palabras
adecuadas. Que no le valga cualquiera, elija la persona que realmente aporte
algo a su vida. Parece usted un coleccionista de cosas inservibles que,
obviamente, no le interesan lo más mínimo y que reemplaza fácilmente por otras
más novedosas (pero igual de inútiles).
Y eso es todo. No me busque ni me venda más películas. He
sido consciente en todo momento de su charlatanería y su burda estrategia. Pero
no soy idiota y usted no merece la pena en absoluto. Encantada y hasta más ver.
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